1. INTRODUCCIÓN.
Hoy día la teoría evolucionista es expuesta frecuentemente unida a unas interpretaciones materialistas, relativistas y reduccionistas que no son científicas y que por no serlo carecen de un valor objetivo, sin embargo, ha alcanzado un gran valor dogmático, por el énfasis que muchas veces se le da.
Los errores de interpretación se deben: a que se ha separado la razón de la fe, la ciencia de la religión, como dos realidades distintas que chochan entre sí, sin poder entrar en un diálogo que las lleve a integrarse para dar razón de la verdad, ya que a pesar de que cada una trata de responder a una pregunta distinta, no contradice una la verdad de la otra.
Un fruto cercano a la contraposición entre ciencia y religión es que en nuestras escuelas latinoamericanas se enseña la evolución como una teoría contraria a la Creación, incluso llegándose a considerar esta última como una teoría más. A este conflicto han colaborado generosamente las sectas fundamentalistas que no aceptan que la evolución pueda mostrar el origen biológico del hombre, ya que iría en contra del relato del Génesis.
Dentro del campo investigativo, hay quienes absolutizando la ciencia positiva, se cierran a la verdad completa en un acto de orgullo, y sobre todo porque comienzan a especular en otros campos que no corresponde a la ciencia positiva, llegando así a concepciones erróneas de la realidad total. Podríamos mencionar muchos, pero solo hablaremos de manera general del premio nobel Jacques Monod, quien considera los frutos de la evolución como una simple causalidad sin sentido del azar. Negando rotundamente la posibilidad de un ordenador inteligente que condujera los procesos biológicos y químicos que se vienen dando desde el principio de cosmos.
La Iglesia que en todo tiempo ha favorecido la investigación científica, no ve contradicción entre la teoría evolucionista y el Dios Creador en el cual creemos, así ha sido expresado en cantidad de ocasiones por el magisterio de los papas desde Pio XII hasta nuestros días con Benedicto XVI. En tales intervenciones queda claro el hecho de la omnipotencia creadora de Dios, la bondad de la creación, y la grandeza del hombre, a la vez que se aclara los límites de la ciencia.
De resaltar algunas intervenciones precisas de Josep Ratzinger, en su desempeño como teólogo, cuando era cardenal y ahora que condice el Timón de la barca de Pedro, quien en la Misa inaugural de su pontificado dijo: “no somos el producto casual y sin sentido de la Evolución”…
2. ORIGEN DEL HOMBRE.
Acerca de esta cuestión el hombre desde que tiene conciencia siempre se ha preguntado, pero desde algunos siglos hacia acá, conforme se ha ido avanzando en la ciencia y la tecnología, y gracias a diversos hallazgos; han ido apareciendo diversas teorías que tratan de explicar el origen por lo menos biológico del hombre, sin que cada una de ellas tenga la última palabra al respecto pues están sujetas a la crítica y abiertas al desarrollo científico.
Plotino (S III) dice: el que conoce quién es, conoce también de dónde viene. De esta manera se podría decir que la pregunta sobre el origen del hombre es también una pregunta sobre su propio ser, para responder a la cuestión de su propio ser es necesario adentrarse hasta lo más de sí, donde en el encuentro consigo, se da también un encuentro con aquel que le dio el ser.
Es precisamente esta realidad la que se ha olvidado y de ahí que se haya llegado a tantas falsas afirmaciones, no se trata por el contrario de mezclar forzosamente la fe y la razón, sino usarlas como lo expresaba Juan Pablo II, como “las dos alas con las cuales el ser humano vuelva al encuentro con la verdad”.
3. EL EVOLUCIONISMO: TEORIA QUE EXPLICA EL ORIGEN DEL HOMBRE?
Origen y naturaleza del hombre.
Las dificultades para reconstruir el origen del hombre siguen siendo grandes. Las nuevas ideas acerca de la evolución humana se basas en datos, que en por estar abiertos al continuo avance de la técnica y la ciencia, son poco fiables.
A partir de la gran cantidad de hallazgos fósiles, que desde un principio sustentaron la teoría evolucionista, constituyen hoy una prueba, pero al mismo tiempo un gran problema, ya que lo que se tiene a la mano son solo fragmentos y al momento de abordar a los homínidos del pasado con la óptica actual surgen dificultades irresolubles.[1]
3.1. Evolución y evolucionismo.
En 1959 científicos reunidos en la celebración del centenario de origen de las especies de Darwin; definen la evolución como un proceso realizad en el tiempo, irreversible, en una solo dirección, que en su desarrollo genera innovación, diferenciación, diversidad y niveles cada vez más elevados de organización.[2]
Se toma el término también a nivel no científico, en este caso evolución se convierte en sinónimo de evolucionismo, a saber, la teoría que recurre a la evolución progresiva para explicar la aparición y formación de las cosas.
3.1.1. El Darwinismo.
Charles Darwin (1809-1892) es el principal impulsor de evolucionismo aplicado tanto a especies animales como al hombre. El proceso evolutivo parte desde los minerales para desembocar en el organismo humano, el mayor y más perfecto no por su tamaño ni por sus elementos, sino por su complejidad y su conjunto como unidad.[3]
La evolución estaría impulsada por factores como la selección natural de los caracteres más favorables y la supervivencia de los más fuertes y en un segundo momento a impulsos y variaciones caudas por azar.
El trabajo de Darwin y Wallace que hacia 1858 se desarrollaba contenía una muy ingeniosa teoría para explicar la aparición y perpetuación de las variedades y de las formas específicas en nuestro planeta. Este trabajo presentó por primera vez la hipótesis de la selección natural. Esta hipótesis contenía cinco afirmaciones fundamentales: (1) todos los organismos producen más descendencia de la que el ambiente puede sostener; (2) existe una abundante variabilidad intraespecífica para la mayoría de los caracteres; (3) la competencia por los recursos limitados lleva a la lucha por la vida (según Darwin) o existencia (según Wallace); (4) se produce descendencia con modificaciones heredables; y (5) como resultado, se originan nuevas especies.[4]
A diferencia de Wallace, Darwin apoyó sus argumentos con una gran cantidad de hechos, elaborados en su mayoría a partir de experimentos de cruzamientos y del registro fósil. También proveyó observaciones detalladas y directas de los organismos en su hábitat natural. Elaborando así una hipótesis verdaderamente científica.
3.1.2. El neodarwinismo.
El darwinismo desconocía la existencia de los genes, al descubrirse estos se cae la posibilidad del azar. El neodarwinismo es un mirar la teoría de Darwin a través a través de la teoría cromosómica de la herencia y de la genética de poblaciones, es decir el conjunto de los seres de la misma especie que moran en un área determinada y que consiguientemente integran una entidad o unidad biológica son sus leyes especificas determinantes de su dinámica y desarrollo.[5]
Hasta este momento se resuelven aparentemente algunos problemas básicos de la evolución, aunque quedan sin explicarse detalles relevantes.
4. PRINCIPIO DE FINALIDAD
Dejamos por un momento el tema del Evolucionismo para hacer referencia a un principio, que debe tenerse en cuenta al tratar para no caer en un simple en simples argumentaciones materialistas de la evolución. Es el principio de la finalidad, con la cual las cosas se mueven hacia un fin determinado. De esa manera se tendrá en cuenta la existencia de un principios regentes en el proceso de perfeccionamiento.
Evidentemente la direccionalidad de la naturaleza programada por una mente trascendente e inminente, ya no es biológica ni algo demostrable por medio de las ciencias positivas ni mediante la experiencia científico-técnica, pero tampoco lo es negar la existencia de planes divinos, ni de la acción de Dios en el origen de las cosas, de los seres y del hombre. [6]
La direccionalidad «inmanente» o dinámica simplemente interna a las cosas y a los seres vivientes, se diferencia de la trascendencia pero de algún modo la exige.
La creatividad de la naturaleza sintoniza con la exigencia de un plan, proyecto o programación divinos hasta el punto que la acción divina sea la única explicación adecuada.[7]
4.1. Principio antrópico.
Es un principio que nace no en el campo filosófico y teológico, sino que es propuesto y defendido por científicos, quienes al observar los elementos constitutivos de nuestro planeta y del hombre; llegan a considerar que el universo ha sido desarrollado en una dirección tal que le permite converger en la existencia de la vida humana.
A la luz de la fe, podemos llamar a este principio antrópico, el proyecto «hombre» de Dios en la creación
4.1.1. Posición en contra.
Para G. Salet. Los fenómenos vitales no son el resultado de una misteriosa fuerza vital, sino de reacciones químicas ordenadas a fines precisos por un programa materializado en el ADN y que se transmite de generación en generación.[8]
Aunque según Manuel Guerra, se debe tener en cuenta que si bien contradice el vitalismo no contradice la existencia del alma humana y la libertad.[9]
5. CONCEPCIONES MERAMENTE BIOLOGICA DEL HOMBRE
Donde solo se puede considerar al hombre como un mecanismo biológico, que prescinde del sujeto vivo, tomándolo como mero elemento receptor de estímulos según leyes mecánicas.
5.1. Aspecto Biológico del hombre.
Desde el punto de vista meramente biológico y conforme al tratado del árbol de sus dependencias biogenéticas, el hombre aparece encuadrado entre los vertebrados superiores, en la clase de los mamíferos y en el orden de los primates, cuyas familias superiores son la de los póngidos o antropomorfos con solo cuatro especies (gorilas, chimpancés, orangután y gibón) y las de los homínidos, que sería el homo sapiens sapiens, es decir el hombre actual. [10]
5.2. Adolf Portmann: Biología y espíritu.
Pretende dar una nueva idea de hombre que permaneciendo dentro del campo biológico, lo trascienda, de manera que los mismos métodos biológicos exijan una trascendencia.
Idea de que la ultima forma o terminada del organismo es imprescindible para la interpretación de la evolución de las formas ontogénicas que median entre aquella o el embrión.[11]
5.3. Jacques Monod. El azar y la necesidad. (Antropología en Francia)
Uno de los reduccionismos entre los mucho que ha habido, y que más impacto ha causado en la antropología actual es la que propone J. Monod en su libro « le hasard et la necessité », publicado en París hacia 1970. Sus concepciones se mueven dentro de la óptica de la revaloración del origen de la teoría del evolucionismo de Darwin, poniéndolo al interno de un programa rigurosamente mecanicista. Según él, los organismos vivientes, como también cada una de las células, no son otra cosa que maquinas que contienen toda la información necesaria al propio funcionamiento. La organización de cada forma viviente es determinada por el ADN que, a través de proteínas, que transforman la información en estructuras y funciones biológicas bien definidas. Tal organización no es guida por a un fin externo, sino a sí misma.[12]
Monod ve en el organismo viviente una maquina cerrada, un sistema absolutamente incapaz de recibir instrucción del mundo externo, y por esta razón modifica el código genético, al programa que guía la formación de los organismo; que a través de las generaciones sucesivas, no puede venir de una interacción del organismo con el ambiente. Esta debe por tanto dar origen a eventos del todo casuales, de errores de transcripciones debidos prevalentemente a perturbaciones de naturaleza cuantística.[13]
Todavía, del momento en el cual la modifica en la estructura del ADN se es verificada, esta vendrá inevitable y fielmente reproducida en muchísimos ejemplares del sistema de replicación del organismo mismo, que obra con necesidad inderogable.
Al total indeterminismo- el azar- puesto a la base del origen de la mutación. Monod asocia de este modo una concepción rígidamente mecanicista en relación con la selección natural, que obra inexorablemente sobre las mutaciones mismas ahora que los organismos se confrontan concretamente con un determinado ambiente.
Va Comúnmente relevado que la presión selectiva obra en el interno del organismo; cada mutación, debe insertarse coherentemente en el organización funcional del organismo, directa a satisfacer las necesidades biológicas fundamentales. La mutación que reduce la capacidad del sistema de funcionar correctamente, viene eliminada. [14]
Salvador Castellote hace un pequeño análisis al pensamiento de Monod que tanto impacto ha causado en la antropología de finales del siglo pasado. Reconoce de Monod su ascendencia neopositivista que aclara ya desde el principio su método y sus objetivos.
Dice que el método utilizado es antihumanista y antiantropocentrista del estructuralismo, donde pone como base el «principio de objetividad» renunciando al sistema de finalidad. Para Monod la naturaleza es objetiva y no proyectiva, de esta manera la única competencia de la ciencia es la narración de hechos y de ningún modo dar explicaciones finalisticas. [15]
Para Castellote, Monod se opone a la interpretación clásica del hombre: vitalismo y animismo. A la vez que distingue ente el vitalismo metafísico y vitalismo científico.
Para el primero la primacía la tiene lo inorgánico, gracias al impulso de la vida inherente en toda la naturaleza, se sitúa con esto más allá del empirismo. Para la segunda los nuevos descubrimientos físico-químicos lo hacen inservible.[16]
Opone a la teología clásica el azar y la necesidad. Todo ha surgido de una sola vez, a pesar de la imposibilidad de la biosfera en el mundo natural. Pero una vez surgida por puro azar -nuestro número salió simplemente-. La vida se transmite a través de la <<invariancia reproductiva>> con grandes fines de conservacionismo. El surgimiento de la vida para Monod mira solo el azar, la invariancia a la necesidad; de esta manera nada queda fuera del azar y la necesidad.[17]
La necesidad no es una necesidad metafísica, pues es susceptible de variaciones y errores, de lo que nos informa la nueva física cuántica. Sin embargo esa posibles variaciones no están sometidas en modo alguno, a ninguna clase de finalidad. Son azarosas.
Haciendo un comentario ya más personal, no es fácil deducir de todo esto el lugar que le asigna al hombre en el proceso evolutivo de la vida: es el mismo que el de los otros seres vivientes, pues en todos ellos rige de igual manera la misma ley del azar.
Reconoce Monod que hay aspectos que todavía no se dejan interpretar con el binomio azar y necesidad. Podría dar algunos ejemplos: (el lenguaje, la complejidad cerebral, el mundo de la ética y la axiología). A este mundo neurológico- lingüístico- ético todavía inabarcable (a pesar de todos los avances y los intentos) se le puede seguir llamando espíritu. Pero como el principio de objetividad excluye toda valoración ética, esta es solo explicable desde fuera del principio de objetividad, y el no haberlo hecho así es el gran error de todo animismo al no poseer conocimiento científico de la ética, que no tiene nada de científico. Curiosamente, Monod termina diciendo que el principio de objetividad proviene de una decisión, es un postulado científico inexcusable y axiomático.[18]
6. EVOLUCION AZAR Y NECESIDAD.
Mariano Artigas en su libro «el hombre a la luz de la ciencia» hace un análisis que a mi parecer es bastante significativo ya que nos puede conducir realizar una crítica objetiva de la cuestión «evolución, azar y necesidad». El esquema mutaciones al azar-selección natural es puesto en entre dicho por muchos científicos que, por otra parte, son partidarios de la evolución y se profesan agnósticos. No se trata de una simple crítica al evolucionismo, sino a la explicación neodarwinista que transmite como una especie de dogma que incluso puede paralizar el proceso de la ciencia. Suponiendo que se haya dado el proceso evolutivo, cada paso sería tan complejo, coordinado y especifico, que pareciera necesario admitir la existencia de leyes, en buena parte por descubrirse. Esas leyes se encontrarían muy ligadas con la genética.[19]
Si se descubriesen leyes de ese tipo, pareciera que la evolución seria un proceso determinista, aunque pudieran influir factores ambientales y alienatorios. Frente a las interpretaciones de tipo naturalista, el carácter marcadamente sofisticado del proceso, si bien no constituiría una prueba directa de la existencia de un plan trascendente, al menos apuntaría hacia un plan. La finalidad de la evolución conduciría finalmente a la finalidad de la naturaleza, y de ahí, a la existencia de una causa inteligente de esa finalidad. [20]
A mi parecer quizá sea este el motivo por el cual algunas tendencias intentar salvar a toda costa el azar como mecanismo básico de la evolución, ya que una evolución gobernada por leyes parece inducir hacia la existencia de un plan divino.
7. NEOEVOLUCIONISMO
Leslie White (1900-1974), presenta una nueva forma de evolucionismo distinta a la de Morgan y Tylor. Se interesa por el desarrollo de la cultura universal, evitando dispersiones particularistas. El mundo cultural avanza en su conjunto de forma progresiva y unidireccional y su objeto es satisfacer las necesidades sicosomáticas de los individuos. En contra del evolucionismo propone un desarrollo orgánico (crecimiento, maduración…) de la cultura. Después de estudiar los rasgos de cada cultura, hay que integrarlos en su totalidad.[21] No es que White contradiga en cierta manera la evolución, sino que trata de presentar unos nuevos lineamientos, que van a ayudaran sin duda al continuo desarrollo del evolucionismo.
7.1. Conceptos post neodarwinianos.
Gracias al avance de la ciencia y de la técnica se han realizado importantísimos avances, sin que estos logren explicar de una manera definitiva las leyes y procesos de la evolución. A medida que pasa el tiempo aparecen nuevos aportes que van dejando atrás los conceptos que de cierta manera se dogmatizaban, así el concepto de neodarwinismo va quedando desfasado, ya que este presentaba el proceso de la selección natural como el mecanismo básico de la evolución.
Este cambio de mentalidad se ve apoyado por los nuevos registros fósiles hallados, aunque estos resultan ser enigmáticos en ciertos momentos debido a que estos no indican un cambio gradual, de esperar en la variabilidad genética de las mutaciones, sino que presentan una evolución a saltos, como en una escalera, como lo dirían en su momento Niles Eldredge, Stephen Jay Gould que hacia el 1972 reemplazaban el gradualismo, por el puntualismo o teoría del equilibrio punteado según el cual la evolución se da a saltos inesperados.[22]
Un gran aporte son los descubrimientos de la Biología Molecular que están poniendo de manifiesto una complejidad del genoma muy alejada de la clásica visión mendeliana de una disposición lineal de genes independientes, sobre la que se edificó la teoría neodarwinista.[23]
Otro aspecto clave en los procesos evolutivos de la vida que no ha sido tomado en consideración en las teorías neodarwinistas es la simbiosis. La simbiosis es una asociación cooperativa entre dos organismos en los que ambos se benefician y de la que surge una estructura nueva, más compleja, y con propiedades emergentes que no tienen ninguno de los asociados por separado.[24]
7.1.1. Teoría sintética.
Este sistema novedoso de hipótesis del proceso evolutivo se originó entre 1937 y 1950. La teoría introdujo hechos de campos diversos de la biología. Como la genética, la paleontología. Los autores que más influyeron a este nuevo concepto fueron : el naturalista y geneticista ruso americano Theodosius Dobzhansky (1900–1975); el naturalista y taxónomo alemán americano Ernst Mayr ; el zoólogo británico Julian Huxley (1887–1975); el paleontólogo americano George G. Simpson (1902–1984); el zoólogo germano Bernhard Rensch (1900–1990) y el botánico estadounidense G. Ledyard Stebbins (1906–2000) .
Huxley fue el primero en señalar que la evolución «debía ser considerada el problema más central y el más importante de la Biología y cuya explicación debía ser abordada mediante hechos y métodos de cada rama de la ciencia, desde la Ecología, la Genética, la Paleontología, la Embriología, la Sistemática hasta la Anatomía comparada y la distribución geográfica, sin olvidar los de otras disciplinas como la Geología, la Geografía y las Matemáticas».[25]
La llamada síntesis evolutiva moderna es una robusta teoría que actualmente proporciona explicaciones y modelos matemáticos sobre los mecanismos generales de la evolución o los fenómenos evolutivos, como la adaptación o la especiación. Como cualquier teoría científica, sus hipótesis están sujetas a constante crítica y comprobación experimental.
8. AUTO-ORGANIZACIÓN?
Según Mariano Artigas hace una reflexión filosófica a partir de la teoría de la evolución, en el cual propone un término que aparece según él en el fondo de cada proceso de perfeccionamiento, es la auto-organización; esto significa que algo se organiza a sí mismo o por sí mismo, con tres matices muy importantes. [26]
1. La materia no es algo meramente pasivo.
2. Auto-organización parece dar a entender que la organización puede darse sin causa. Pareciera como si la materia poseyera unas leyes capaces de explicar su dinamismo, pero estas leyes deben tener algún fundamento.
Conforme avanza la ciencia vamos descubriendo leyes más profundas, pero la búsqueda parece no tener final, pues siempre podemos descubrir nuevos niveles y nuevos aspectos.
La materia no puede dar razón, por si misma, de su existencia y de sus leyes. Por eso tarde o temprano se plantea el problema de la explicación última de la existencia y dinamismo de la materia.
3. Problema. Pareciera que la auto-organización plantease la posibilidad de que los procesos naturales pudieran suceder sin necesidad de admitir la acción de Dios. Según esta idea la naturaleza se bastaría a sí misma, tanto para existir como para disponer de unas leyes que permitirían su organización progresiva hacia formas cada vez más sofisticadas, llegando incluso a la producción del hombre.
Sin embargo este punto de vista no es una consecuencia de la ciencia y si lo analizamos afondo resulta insostenible.
9. QUE DICE LA IGLESIA?
La teoría de la evolución se presenta a veces como una amenaza frente a las dimensiones espirituales. Pio XII en la humani generis de 1950, dice: nada impide que se discute el origen del cuerpo humano a partir de otro viviente, con tal que la discusión se mantenga dentro de lo que realmente puede decir la ciencia… ya que las almas son creadas directamente por Dios.
En 1985 la universidad de Múnich organizo en Roma un simposio internacional sobre la fe cristiana y sobre la evolución, en la que participo el cardenal Ratzinger y junto con filósofos, teólogos y científicos. Durante los inicios del simposio Reinhard Low (profesor de filosofía) afirmo: yo diría que la evolución es una hipótesis con fundamento, pero sus teoremas de selección natural y mutación no podría explicar el surgimiento de formas nuevas y sobre todo nunca será capaz de dar un salto al mundo inorgánico, de la vida de la realidad irracional a la racional, de los animales al hombre; la evolución solo se entiende de modo correcto como proceso biológico en el cual la formas nuevas están pre-existiendo como idea de Dios.[27] De esta manera es inaceptable el evolucionismo materialista, que intenta explicar todas las dimensiones del universo y del hombre mediante puros procesos materiales, podemos decir entonces que una teoría evolucionista bien formulada no solo puede ser aceptable, sino perfectamente compatible con la fe.
Juan pablo II en el discurso inaugural de tal simposio refiriéndose a los obstáculos que se pueden presentar dice: no se crean obstáculos a partir de una fe recta comprendida en una creación o en una enseñanza, correctamente entendida del evolucionismo: la evolución en efecto presupone la creación, se platea como un acontecimiento que se extiende en el tiempo –como una creación continua- en el cual Dios se hace visible a los ojos de los creyentes como creador del cielo y de la tierra.
Queda claro en primer momento que en la enseñanza de la Iglesia Católica, no existe oposición alguna entre la doctrina católica y la teoría de la evolución, con tal que estas se valoricen con el necesario rigor, lo cual supone entre otra cosa, que no se utilicen fuera de su contexto científico, tal como sucede cuando realizan saltos injustificados que llevan a posiciones materialistas o a la negación y relativización de las verdades religiosas. [28]
Benedicto XVI ha mostrado ha mostrado siempre un interés especial acerca del origen y la evolución de la vida, lo cual no es algo nuevo. Su pensamiento lo ha manifestado en varias homilías dedicadas a la Creación, pronunciadas en 1981 en Múnich, cuando Benedicto XVI era el entonces cardenal Joseph Ratzinger.
Allí deja claro que la verdad revelada por Dios en la Sagrada Escritura, es una verdad religiosa, que corresponde al hecho de que Dios es quien ha creado de la nada el cielo y la tierra, y todo cuanto existe, que él es principio y fin de todo. Dios no solo crea las cosas buenas sino que además las sostiene en el ser, por ser él es SER mismo.
El hecho de cómo se realiza esta creación no se puede argumentar a partir de lo narrado en la Biblia, ya que esta no es un manual de ciencias naturales.
La Biblia es un libro religioso que no puede ser interpretado de manera científica, las imágenes que contiene al Sagrada Escritura, sirven para hacernos entender la verdad de forma auténtica y profunda.
Subraya de manera precisa, la grandeza del hombre frente a las demás creaturas de la creación, ya que le relato de la creación quiere introducirnos en el misterio intimo del ser del hombre, quiere ayudarnos a reconocer el proyecto de Dios hacia el hombre, ayudarnos a dar en un modo creativo la nueva respuesta que Dios espera de cada uno de nosotros.
Benedicto XVI dice que la formula exacta es creación y evolución, ya que las dos responden a dos preguntas distintas.
Al hablar del relato de la creación del hombre, dice que este no narra el cómo del origen del hombre, sino que habla del origen más íntimo del hombre, resalta el diseño que dentro de él.
La doctrina de la evolución busca de individuar y describir los procesos biológicos, no puede explicar de ninguna manera el proyecto hombre, pues no puede explicar su derivación interior y si esencia.
“nos encontramos de frente a dos cuestiones que se integran, no se excluyen”.
hablando de la fe en la creación, dice que no es irrealística; sino que también hoy día es razonable; también a la luz de los datos de las ciencias naturales es la hipótesis mejor, la que ofrece una explicación más completa y mejor que todas las otras teorías.[29]
10. CONCLUSIONES.
· Cuando Darwin formulò la hipótesis, aún no se conocía nada de genética, lo cual es hoy día uno de los elementos más importantes a favor de la investigación. Hacia inicios del siglo XX la evolución entró en crisis pero se recuperara cuando hacia los años 30 se formulara el neodarwinismo que le impone a la evolución los avances de la genética. Luego la biología molecular ha contribuido a importantes argumentaciones del evolucionismo. Hacia le década de los 80 se publican obras acerca de la evolución molecular y la organización de los cromosomas, en las que se acentúa el determinismo físico como clave para comprender la evolución, rebajándole importancia que se le daba al azar y a la selección natural. Hoy día a pesar de los avances, los conocimientos actuales sobre la biología molecular son insuficientes para abordar con plena seguridad este problema.
· Creemos en que Dios en su omnipotencia ha creado todo cuanto existe y también afirmamos la evolución como teoría que da respuesta al origen biológico de las cosas y del hombre. Desde la filosofía se habla del creacionismo evolucionista, esta integra de manera correcta la fe y la razón, desde allí se afirma que Dios es creador y que guía la evolución, ya que esta por sí misma, ha quedado comprobado, no da razón de la aparición de nuevas formas de vida, y mucho menos de la vida humana.
· El Papa Benedicto XVI afirma que existen muchas pruebas científicas en favor de la evolución, que se presenta como una realidad que debemos ver y que enriquece nuestro conocimiento de la vida y del ser como tal. Pero la doctrina de la evolución no responde a todos los interrogantes y sobre todo no responde al gran interrogante filosófico: ¿de dónde viene todo esto y cómo todo toma un camino que desemboca finalmente en el hombre?".
· el cardenal Schönborn recuerda que el catecismo de la Iglesia Católica es suficientemente claro sobre el tema: La inteligencia humana es hoy día capaz de hallar sin duda una respuesta al problema del origen. La existencia de Dios Creador puede ser conocida con certeza por sus obras, mediante la razón humana. Nosotros creemos que Dios ha creado el mundo según su sabiduría. El mundo no es el resultado de una necesidad, ni tampoco de un destino ciego o dela casualidad.
· El Papa la ciencia puede purificar la religión de error y la superstición, mientras que la religión puede purificar la ciencia de la idolatría y de sus falsos absolutos.
· El hombre no puede ser visto como un simple primate superior a las demás especies, ya que allí no reside su esencia. La dimensión espiritual no puede provenir del producto de una evolución biológica.
· La evolución no es una argumentación en contra de la existencia del orden natural y de un plan divino acerca de la naturaleza. Por el contrario, si se supone a los vivientes actuales han tenido origen en el proceso evolutivo, lo más lógico es admitir que existe un plan inteligente que no puede proceder de la materia misma ni del puro azar.
BIBLIOGRAFIA.
S. CASTELLOTE C, Compendio de antropología. Valencia (España). 1999
M.GUERRA, El enigma del hombre, de la antropología a la religión. Navarra (España.) 1999.
J. RATZINGER, In principio Dio creo il cielo e la terra. Reflexiones sobre la creación y el pecado. Múnich. 1981
M.ARTIGAS, El hombre a la luz de la ciencia. Madrid (España). 1992
P. HAFFNER, Scienza e Religione. Roma 2005.
Gould, S.J. Estructura de la teoría de la evolución. Barcelona (España) 2004.
G. SALET, Azar y certeza. Madrid (España) 1975.
Enciclopedia Wikipedia.it
L'Osservatore Romano.
[12] Cf. vita e pensiero de Jacques Monod.en www.Ildiogene.it.
[13] Cf. vita e pensiero de Jacques Monod. en www.Ildiogene.it. Que cita «Sulla teoria molecolare dell'evoluzione", in R. Harré (a cura di), Rivoluzioni scientifiche e rivoluzioni ideologiche, Armando, Roma, 1977, pagg. 21-35»
[15] Ibíd.
[16] Ibíd.
[17] Ibíd.
[18] Cf. S. CASTELLOTE C, Compendio de antropología. Valencia (España). 1999
[20] Ibíd.
[21] Cf. S. CASTELLOTE C, Compendio de antropología. Valencia (España). 1999
[25] Cf. Enciclopedia Wikipedia, citando el libro de Julian Huxley « Evolution: the modern synthesis (1942) »
[27] Inauguración del simposio internacional de la universidad de Múnich sobre <<la fe cristiana y la evolución>> Roma 1985.
[28]Cf. M.ARTIGAS, El hombre a la luz de la ciencia. Madrid (España). 1992
[29] J. RATZINGER, In principio Dio creo il cielo e la terra. Reflexiones sobre la creación y el pecado.
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